Roma es una ciudad que me apasiona, desde pequeña soñaba con ir a ver las “piedras viejas” que hay allí.
Por suerte para mí, he podido visitar la ciudad dos veces. En una de ellas estuve una semana y la segunda vez sólo pude estar unas horas gracias a un viaje de crucero.
Sin ponerle un orden concreto ni nada que se le asemeje, quiero contarles cuáles son mis favoritos de Roma.
Y no sólo les voy a hablar de lugares, también de comidas o bebidas. Mis imprescindibles, vaya.
El Coliseo: La primera vez que lo ví quedé impresionada. Quizá fue porque me pilló por sorpresa al salir del metro. Me quedé paralizada mientras lo admiraba.
El río Tíber y la isla Tiberina: Apoyarme en el muro a admirar la tranquilidad del río y su isla me encantó. Parecía que estaba en otro mundo, que la gente había desaparecido de mi alrededor.
Un capuccino en “La tazza d’oro”: Probé varios, pero el que más me gustó fue el que tomé en este lugar. Está situado al lado del Panteón.
El Panteón: qué decir de este lugar? Me llama mucho la atención el óculo que está en el centro de la cúpula, que está abierto, y la luz que entra por él.
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| Fachada principal |
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| Óculo de la cúpula |
La escalinata de la Plaza de España: Lugar mítico que ha salido en cine y televisión. Puedes aprovechar para descansar después de un largo paseo, comerte un helado tranquilamente o, simplemente, ver pasar gente.
La Fontana de Trevi: Me encanta este sitio, pero me lo esperaba más grande y no encajonado entre edificios.
El foro romano: Un lugar donde te puedes hacer una pequeña idea de cómo podían ser las cosas en Roma. Eso sí, la imaginación debe ser bastante prodigiosa porque sólo quedan unos pocos restos.
El Monumento a Víctor Manues II: Aunque a mí no me causó ningún efecto, es uno de los imprescindibles de la ciudad.
El Mercado de Trajano: es considerado el primer centro comercial cubierto del mundo.
La Plaza Navona: Ver trabajar a los pintores, la fuente de los cuatro ríos y la plaza en sí…. todo tiene su encanto.
Los helados: Comí muchos, pero recomiendo los de la heladería “Tre Fontane” que está al fondo de Plaza Navona. No son muy baratos, pero están buenísimos.
La Boca de la Verdad: Aunque no es nada del otro mundo y puedes pillar cola para acercarte a ella, es otro de los imprescindibles de Roma.
Las Catacumbas de San Calixto: Me gustó mucho ir. Sí que es verdad que si tienes algo de claustrofobia recomiendo no ir. La visita dura entre 30 y 40 minutos, incluída la explicación antes de bajar a ellas.
El Trastevere: Aunque tampoco me encantó el barrio, es otro de los imprescindibles que visitar.
La Capilla Sixtina: Si ya los Museos Vaticanos me gustaron, la Capilla Sixtina me maravilló. Aunque no se pueden sacar fotos, hay unos señores que se pasan el tiempo gritando cuando pillan a alguien con la cámara en la mano, siempre hay alguna forma de hacerlo.
La luz de la Basílica de San Pedro: Lo ostentoso del lugar no me gustó (no voy a entrar en dar detalles), pero entra una luz especial que hace que las fotos queden preciosas al dirigir la cámara hacia la cúpula.
El mirador de la cúpula de San Pedro: Después de tropecientos escalones, la sensación extraña (andas por dentro de la cúpula) y el temblor de piernas, llegas al mirador y te encuentras con Roma a tus pies. La vista es maravillosa.
La pasta y la pizza: Acabé encantada de la vida, esa es la expresión. Habrá quien pueda saturarse, pero a mí es una comida que me encanta. Además, hay mucha variedad.
La Piedad: Puedes ver dos, una dentro de San Pedro y otra en los Museos Vaticanos. Particularmente prefiero la del Museo, mejor para hacerle una foto y con menos gente alrededor.
Los paseos: Nadie puede irse de Roma sin pasear por sus calles y sin rumbo fijo. Se descubren unas calles y callejuelas con ese encanto romano tan particular.
La cripta de los capuchinos: un lugar algo macabro pero digno de ver. Está en la parte baja de la Iglesia de la Inmaculada Concepción.
Visitar el Moisés de Miguel Angel: Está en San Pietro in Vincoli y da impresión. Parece que te mira, tiene una expresión.... Además de las dimensiones.
